El mercado de divisas o mercado de tipo de cambio nació con la finalidad de agilizar y eficientar la cobertura del flujo monetario que forma parte del comercio internacional. A diferencia de las bolsas de valores, el cual es un mercado regulado y organizado, el mercado cambiario es libre, de tal manera que las operaciones pactadas son a la medida de las necesidades de las contrapartes que intervienen.
Esto quiere decir que no existe una Cámara de Compensación, sino que cada operación es regulada, por lo tanto, por un contrato particular convenido por las mismas.
Además, este mercado se diferencia al resto por su amplia variedad de Contrapartes Financieras que participan y los grandes volúmenes de transacciones que brindan liquidez para negociar casi cualquier divisa. Entre ellas encontramos a las dos más representativas, el dólar americano (USD) y el euro (EUR), monedas en la cual están denominadas poco más del 60% y el 24% de las reservas de los bancos centrales, respectivamente.
Principales funciones del mercado de divisas o mercado de tipo de cambio
- Definir el(los) precio(s) de una moneda frente a otra, es decir, determinar el número de unidades por entregar de una divisa a cambio de una unidad de otra distinta.
- Hacer posible las coberturas de riesgo de tipo de cambio, principalmente cuando hablamos de comercio internacional e inversiones en moneda extranjera.
- Permitir el intercambio monetario entre países con excelente liquidez y naciones en busca de solvencia económica.
- Financiar el comercio internacional, donde sus operaciones significan una parte crucial del mercado de divisas.
Régimen cambiario
La elección de este sistema o régimen es un elemento fundamental en la toma de decisiones de cualquier tesorería que opera en divisas. Este tiene repercusión directa sobre la flexibilidad del tipo de cambio y sus efectos a corto, mediano y largo plazo en la operación de divisas de una empresa.
En el mercado de divisas podemos identificar principalmente tres tipos de regímenes cambiarios y son los siguientes:
- Régimen de tipo de cambio fijo: el precio de una divisa se “fija” o define respecto a otra.
- Régimen de tipo de cambio flotante: el precio de una divisa frente al resto se define por la libre oferta y la misma demanda del mercado.
- Régimen de tipo de cambio semifijo o mixto: el precio de una moneda ve limitada su variabilidad o libre fluctuación definiendo límites concretos.
Ahora, tras la elección del sistema de tipo de cambio, la variación del precio de una divisa frente a otra puede establecerse o definirse a partir de las siguientes condiciones:
Régimen flotante
- Apreciación: ganancia en valor de una divisa frente a otra. Por ejemplo, el EUR se aprecia respecto a la libra esterlina (GBP) cuando su valor pasa de 0.87 GBP por EUR, a 0.92 GBP por EUR.
- Depreciación: se refiere a la pérdida de valor de una divisa respecto a otra. Para comprenderlo podemos basarnos en el ejemplo anterior, donde la GBP se deprecia frente al EUR y hay que entregar más unidades de dicha divisa por cada EUR dentro de la operación.
Sistema de tipos de cambio fijos o semifijos
- Revaluación: ganancia de valor de una divisa por decreto de su banco central. Tal como sucedió en 2015 cuando Suiza sorprendió al mercado al eliminar el tipo de cambio de 1.20 francos suizos por EUR y estableció hasta el -0.75% los tipos de interés, protegiendo así su moneda de revalorizaciones artificiales.
- Devaluación: decremento en el valor de una moneda por decisión de su banco central. Es una medida extrema y poco frecuente pero, por extraño que parezca, no todo resulta negativo en una devaluación. La divisa, al tener menor valor, resulta atractiva para aquellos países extranjeros que prefieren el comercio con naciones cuya moneda se encuentra devaluada; incluso puede significar un aumento en el turismo internacional y propiciar las exportaciones.
Sin duda alguna las operaciones cambiarias y la compraventa de divisas representan una tarea crítica que impacta dos aspectos importantes para toda empresa: repartición de tiempos e inversión de recursos. Es por ello que trabajar de la mano de un experto en divisas facilitará la consecución de objetivos de tu tesorería y con ello lograrás evitar pérdidas que deterioren la liquidez y capital de trabajo en tu negocio.
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