Economia, Perspectivas

Así las cosas…

Gabriela Siller Pagaza
Gabriela Siller Pagaza
18 jul 2019 · 3 min de lectura

Los datos de actividad industrial en México correspondientes a mayo y publicados al cierre de la semana pasada, pintan un panorama desfavorable para el crecimiento económico del segundo trimestre.

Los cuatro componentes de las actividades secundarias mostraron retrocesos a tasa mensual, sorprendiendo la construcción que se contrajo a una tasa mensual de 6.2%, mientras que la manufactura se contrajo (a tasa mensual) por primera vez en el año. La minería también se contrajo, pero no es novedad, debido a las caídas en la producción petrolera. En conjunto, el indicador de actividad industrial mostró una contracción mensual de 2.1%, siendo la más profunda desde enero de 2009, cuando la gran recesión tenía varios meses en curso.

La contracción de la actividad industrial de mayo incrementa la probabilidad de una contracción en el PIB en el segundo trimestre, lo cual llevaría a cumplirse la definición técnica de recesión, con dos trimestres consecutivos con caídas en el PIB. Cabe recordar que los indicadores de actividad industrial se mueven paralelos al crecimiento del PIB secundario por lo que, al tener datos para dos de los tres meses correspondientes al segundo trimestre, resulta más fácil (y acertado) pronosticar el crecimiento de ese sector, que representa el 30% del PIB de México.

Tomando en cuenta que el índice de actividad industrial creció a una tasa mensual de 1.4% en abril y se contrajo a una tasa mensual de 2.1% en mayo, sería necesario que en junio se observara un crecimiento mensual cercano a 2% para que en el segundo trimestre, el crecimiento del sector industrial sea igual a 0%. Es decir, se necesitaría que en junio este sector mostrara el mayor repunte mensual desde julio de 2009, cuando la economía estaba entrando en etapa de recuperación, para que no muestre una caída trimestral. A estos datos se agrega la destrucción de empleo en junio, pues se perdieron 14,244 empleos de acuerdo al IMSS, siendo la mayor destrucción de empleos para un mes igual desde 2002. Con lo anterior, en la primera mitad del año suman 289,301 nuevos empleos, la cifra más baja desde el primer semestre de 2009, cuando se perdieron 306,942 empleos.

Considerando lo anterior, se puede decir que el crecimiento del PIB del segundo trimestre depende de lo que se reporte en el IGAE, para el sector servicios, en los meses de mayo y junio.

  1. Escenario central. Asumiendo que la actividad industrial mostró una contracción trimestral de 0.5%, pero que el sector servicios se recuperó en los meses de mayo y junio, se estima que durante el segundo trimestre la actividad económica se expandió a una tasa trimestral de 0.2% y una tasa anual de 0.8%, quedando crecimientos anuales de 0.5% para el tercer trimestre y 0.8% en el cuarto trimestre, y una estimación de crecimiento de 0.6% para 2019.

 

Sin embargo, la evidencia más reciente sobre la destrucción de empleos, apunta a que el sector servicios se debilitó en lugar de recuperarse.

  1. Escenario pesimista. Tomando en cuenta que el 60% del empleo formal pertenece al sector servicios, se estima que el crecimiento del sector pudo ser cercano a una tasa mensual de 0% durante mayo y junio.

 

Con lo anterior, el escenario pesimista del segundo trimestre contempla que la economía probablemente se contrajo a una tasa trimestral de 0.4% y que creció a una tasa anual de 0.1%, quedando crecimientos anuales de -0.1% en el tercer trimestre y 0.2% en el cuarto trimestre, y una estimación de crecimiento de 0.1% para 2019.

Debido a que la destrucción de empleo es un buen predictor de una contracción de la actividad económica, es más probable que las estadísticas que se publiquen a finales de mes se inclinen hacia el escenario pesimista, es decir, que sí se confirme una recesión con una segunda caída consecutiva del PIB trimestral.

Es importante mencionar que la fuente de la desaceleración económica es principalmente interna. Los determinantes clave han sido la caída de la inversión por pérdida de confianza y el subejercicio del gasto público. El consumo sólo se ha desacelerado, pero la confianza del consumidor comienza a alejarse de los máximos vistos hace unos meses y debido a que se han empezado a destruir empleos, existe un elevado riesgo de que el consumo se contraiga.

Debido a que la actividad económica muestra una inercia, al recortarse la previsión de crecimiento para este año, se recorta también la del siguiente año, a una tasa de 1.4% bajo el escenario central y 1.2% bajo el escenario pesimista. Si Estados Unidos llegara a tener una recesión en la primera mitad del 2021, es muy probable que México también muestre una recesión. Asimismo, la caída de la inversión se traduce en un menor crecimiento potencial para México para los siguientes años.